¿Por qué esta iniciativa?

Creemos que la desconexión entre los ciudadanos y las instituciones que les lideran es el problema más grave y más urgente que afronta nuestra sociedad, nuestra democracia y nuestro estado de bienestar. Un fenómeno todavía más preocupante si tenemos en cuenta que afecta más a los jóvenes: más desencantados, más defraudados, más desconfiados y más suspicaces.

Una sociedad dividida entre los ciudadanos y aquellos a los que deben seguir es una sociedad donde cunde la incertidumbre y la desazón, donde el futuro se ve más negro, se duda de la justicia, se confía en soluciones fáciles, se tiende a la movilización y se pone en riesgo la capacidad crítica y el diálogo. Una sociedad, en definitiva, incapaz de afrontar ningún desafío, de prepararse para el futuro.

Los olvidados

Los jóvenes tienen razones para mostrar su descontento y su desconfianza. Son, objetivamente, el grupo poblacional más perjudicado por las decisiones (o la inacción) de esos líderes e instituciones. Sobre todo a raíz de la crisis económica de 2008, como muestra el trabajo de Politikon `El muro invisible´.  

Y esto se traduce en incertidumbre y desazón: el 61% de los españoles cree que vivirá peor que sus padres, según el estudio `Las perspectivas vitales de los jóvenes´, elaborado por la Fundación Felipe González. Y un 50% cree que su vida empeorará de aquí a cinco años, según el Trust Barometer elaborado por Edelman.

Las consecuencias. Bienvenid@s a la brecha

Lo que empezó como un fenómeno de hartazgo hacia los políticos ha evolucionado, espoleado por la crisis económica y la situación descrita anteriormente, a una brecha de confianza hacia las instituciones y el sistema democrático. De la sensación de que los políticos no tienen en cuenta las necesidades de los jóvenes a la creencia de que el sistema político y económico en su totalidad les perjudica.

Estamos empezando a ver las consecuencias de este fenómeno: protestas masivas, ascenso de partidos extremistas, polarización de la sociedad… Y esto es sólo el principio: ¿cómo garantizar que los ciudadanos seguirán pagando impuestos para mantener un sistema en el que no creen? ¿Cómo garantizar la justicia si está en entredicho? ¿Cómo resolver los retos más urgentes en una sociedad dividida?

Un paso adelante

Talento para el Futuro nace desde la autocrítica: nosotros, los jóvenes, también somos responsables de nuestra situación. A pesar de los esfuerzos de muchas organizaciones, la mayoría desconocemos cómo participar en el sistema, cómo llevar a cabo estrategias y procesos de incidencia… en definitiva, cómo hacer que nuestra voz se oiga y cómo defender nuestros intereses.

Es hora de que eso cambie.